domingo, 8 de febrero de 2015

Mc Keen motor car. Union Pacific nº 19

Un modelo deliciosamente… ¿feo? Un bello ejemplo de “retro-futuro”


Los dirigibles siempre me han impresionado, su mecánica, la técnica para volar, la forma de las barquillas… este modelo en la mesa de trabajo me ha hecho presente todo eso durante el tiempo de la restauración y puesta en servicio.


No se parecerán en nada pero a mí... me recuerda a un zeppelin.






Como afirma J.S. propietario de este modelo ¿no parece más un vehículo de novela de Julio Verne?
Ustedes deciden.

Investigando, en la ya imprescindible internet, ha sido chocante contemplar el aspecto de los viajeros de estos primeros automotores. Sus atuendos no están muy lejos de lo que lucían los actores que, en blanco y negro, aparecían en las películas del oeste americano. Animando las tardes de fin de semana. Es un contraste chocante el aspecto futurista de los Mc Keen y las faldas largas, recién salidas del siglo XIX, que lucen las señoras dispuestas a viajar en semejante artilugio.
Los primeros comenzaron su servicio en 1907 y se fabricaron en muchas versiones variando la longitud, la capacidad de remolque, la estética más avanzada según entraba el siglo XX… Muchas compañías los eligieron para prestar servicio en sus líneas.

Un vehículo extrañamente atractivo.

La mecánica oriental (santo de mi devoción) fiable como siempre ha sido esta vez un poco "revoltosa". 

Toda la colección de J.S. debe funcionar en una instalación digital de tres carriles. Aunque los modelos orientales no suelen presentar dificultades a la hora de instalar el imprescindible patín central, en el caso de este automotor ha sido la mecánica, construida para motorizar el boggie trasero que es solo portador en el modelo real, la que ha supuesto mayores dificultades a la hora de negociar las vías dotadas de conductor central.



Algún modelo llevaba departamento de correo, este no es el caso.


Como curiosidad un automotor, no de este tipo pero sí de esa marca, circuló en nuestro país. Concretamente en la línea de Argamasilla de Alba a Tomelloso, nombres que unen el tren con mi familia manchega.


Salvo algún detalle, independientemente de como fuese de largo, la trasera varía muy poco de unos modelos a otros.


El comentario de su dueño cuando lo vió terminado me pareció de lo mas clarificador -es como antiguo ¿verdad?-. Efectivamente es un modelo, como otros que han pasado y pasarán por aquí, antiguo pero que evoca el camino hacia el "futuro" de otro tiempo.

A nosotros esta visión nos llegaría muchos años después, con el Talgo I.